Diego L. García (Berazategui, Buenos Aires, 1983) es Profesor en Letras por la UNLP. Escribe crítica y poesía. Entre sus libros figuran Fin del enigma (Ediber, Argentina, 2011), Esa trampa de ver (Añosluz, Argentina, 2016), Una voz hervida (Jámpster ebooks, Chile, 2017), Una cuestión de diseño (Barnacle, Argentina, 2018), (Fotografías) (Zindo & Gafuri, Argentina, 2018) y Las calles nevadas (Barnacle, Argentina, 2020). Forma parte de la antología de poesía latinoamericana País imaginario: escrituras y transtextos 1980-1992 (Ay del Seis, Madrid, 2018). Colabora en diversas revistas literarias con reseñas, traducciones y artículos críticos.
Fotografía de un café
leamos los (puntos suspensivos)
como lo que completa la fotografía de un café
y sus circunstancias. en el agua
ondularon palabras y más.
no habría forma más perfecta de seguir
ese curso que nadie ha limpiado
ni limpiará. la cercanía es impensada
para aquello que acontece sin memoria
de un trayecto. de todos modos
basta con el relámpago de saberse en un lugar seguro.
un refugio que el cuerpo reconoce
más allá de toda referencialidad.
las ventanillas del día hicieron un salto imposible.
el punto de descenso nos podría causar gracia
dentro de unos años. ahora no es otra cosa:
la luz sobre el café contornea
universos cerrados para el mundo
Toma al aire libre
otro enfoque. aire libre y algo que cierra
la jornada como pocas veces se podría.
un punto de vista que comparto hasta que las migas
desgranen la escena. no se me ocurre otra palabra.
puede haber escenas de lo real?
porque esta captura no deja desperdicio ni
especulaciones.
una melodía simple y a la vez
con una distorsión leve para espantar las moscas:
como los Strokes en You only live once. después
podría llegar la lluvia y la falta de nuevo.
pero revisando los bordes de la imagen
las complicaciones se apagan
cuando no es necesario atestiguar el suceso.
no hay nada que agregar
Paisaje de nieve
una toma en un paisaje de nieve.
sujetos que esperan congelados y aún así palpan
lo que vale al desplazarse de ese ahí.
van hacia otro punto de vista
casi impermeable. al fondo una multitud parece
salir de un recital de rock. sin embargo
la posibilidad de atravesar la helada
hace de la fotografía
otra cosa. en detalle se busca otra definición del cuerpo:
algo no aprehendido sino libre
a la acción de lo espontáneo. de otra manera resulta
terrible
cumplir objetivos. adeudarse a otro.
pero en este caso eso se demuele
en gestos únicos. una confluencia de deseos
a salvo de todas las convenciones.
en otro ángulo: teletransportarse a los 80
puede tener sus fallas: será necesaria otra toma
para compactar las épocas
y que la cámara vuelva por sus variaciones
(Fotografía #6) Una taza dentro de una película
ya estamos del otro lado de las primeras imágenes.
lo que se esperaba no era sino un plano enfocado
con la delicadeza de un arte
más o menos conocido. nada de esto.
hace unos días vi una película en la cual la chica
dejaba al descubierto ciertos espacios
fuera del juego trillado de actuar
según una educación sentimental glamorosa. ella
anteponía a todo discurso
algo que no consentía lo esperable. y entonces
todo era corrido hacia un estado demasiado valioso:
encontrarse en esos pormenores
en los que nada hay que cumplir más que lo natural
de pasar por lo humano sin exponerlo
al óxido que dejan las ficciones
cada vez que sacamos un crédito en ellas.
ya estamos lejos. la taza nada especial y sus personajes
no nos deben explicaciones.
posiblemente el tiempo les dé la razón
(Fotografía sin #) Roma. Versión 2
tenés razón. el consejo es el peor de los lugares.
como cuando me encuentro explicándome a mí mismo
por qué está hace 4 horas
la misma canción en replay si la historia es ajena.
qué importa?
a veces lo explicado es lo que nos condiciona.
sé que debería hacerle menos preguntas
al fotógrafo de la muestra
que además no está para responder
ni yo de la ley soy anzuelo. ya es afuera.
las reglas vuelven a tomar sus puestos de descanso.
preparo un café solo. no tengo material como antes
entonces reviso algunas notas:
“cuando se han abierto todas las cajas
de nuestra juguetería mental
es tan difícil reordenar esa belleza”
había escrito por ahí. pero me gusta más cómo suena
eso otro. ese plan de no ver más allá de los bordes
de la música que elegí
(otras fotografías posteriores. apuntes)
1
lo que se puede ver no se puede
dejar de ver. es un poco enredado
y más fácil mirar el suelo y pasar
de largo. aunque hablar de facilidad
sea siempre una cita post mortem
2
en los discos de arctic monkeys que bajé ayer
no hay citas adecuadas
pero esa poesía es lo más parecido
a las tardes en que la ciudad
se da vuelta
para reírse de lo mucho
que podríamos haber errado
3
una manera de decir
el presente está procesado en un vaso de yogurt.
trozos de frutilla? acá estamos
hablando de otra cosa
4
escapar es el verbo que usaría
en una canción muy distorsionada
si tuviera de nuevo la agilidad
de no haber escrito nada.
quién pudiera saltar el paredón
y decir “todavía soy yo”
5
ni el servicio meteorológico
predijo que caminar despeinado
por la avenida sería el efecto
de este mes. menos que los pensamientos
serían tan exactos
comparados con lo que nunca
se hubiera pensado
(Fotografía #9) Chicago chicken
como si cortaran la luz y las cosas
entonces mejoraran
así se mueve la ciudad. alguien se levanta
y hace los pasos en reversa a ninguna parte:
se ducha y come pensando
que ya casi sonará el despertador.
toma un taxi que no conoce las calles
y lee un diario en una lengua inexistente.
parece haber comprendido
que la única meta es ese trayecto
en el que X vuelve a ser X sin variables
de velocidad ni dirección
(en el menú
“Chicago” resulta ser una palabra ideal).
en el río hay camalotes en miniatura
que llevan imperceptibles vidas
al mejor punto posible de la cámara
*Textos extraidos de la edición de (Fotografías) de Ediciones Liliputienses, impreso el 30 de septiembre de 2020.